Tan rápido como la fantasía, tan paradójico como la entelequia de tus besos, tan ininteligible como el pensamiento que se evapora entre las notas, entre el sonido de lo profundo y de la obcecación de mi mente, del dolor y del pensamiento asquerosamente devastador con el que te pienso.
Si fuera conejo comería un poco de carne los domingos, y otro tanto los sábados. Si fuera domingo querría ser pingüino, y comería un poco de atún sin vomitar….
Tengo este pensamiento confundido que se cruza entre mi mente y explota por mis dedos. Entonces siento que estoy moribundo o que ya he muerto, y que la mente es un conejo y la vida una ardilla y que rima con camilla, de donde te veo sin hablar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
jaja... buenazo.
ResponderEliminar